Llegó el bendito viernes y lo único que realmente quería era relajarme, disfrutar y ver a todas las personas a las que había extrañado durante la semana. Y juro que por un par de horas la cosa iba viento en popa, "el viernes perfecto", pensé. Error número uno: asumir que es el mejor día de tu vida antes de que llegue a su fin. Lo dejé pasar ¿por qué? no sé, simplemente lo dejé pasar muy a pesar de ese gusto amargo en la boca y esa sensasión de poca cosa. Me molestó y, fue en ese preciso momento que empezó la crisis existencial así que te lo dije...y te juro que no me sentí para nada mejor.
A la noche fue un poco más de lo mismo, por lo menos hasta que me atacaron los pensamientos boludos y te dije algo así como "lo voy a hacer y a la mierda!"
"Jose, ¡no, perate, a la luz así me ves! Deposito toda mi fidelidad en tí"
"Ya sé...igual no puedo. Y así pudiera no lo haría, mi moral (alias ese pepito grillo llamado conciencia) me lo prohibe. No puedo."
"Ya sé...igual no puedo. Y así pudiera no lo haría, mi moral (alias ese pepito grillo llamado conciencia) me lo prohibe. No puedo."
Y así fue, oportunidades no me faltaron y, de vez en vez, me olvidaba un poco de todo (y tomaba un poco de cada vaso visitado), me reía y hasta me olvidaba de los míseros veinte minutos que había dormido la noche anterior.
Maldito Pepe Grillo,
si te vas no vuelvas nunca
...preferiría no tener conciencia.
Maldito Pepe Grillo,
si te vas no vuelvas nunca
...preferiría no tener conciencia.
1 hojas caidas:
Cuando los hombres dejan de ser un juguete son sólo un problema...
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