Lejos de los festejos dieciocheros de los que disfrutaron muchos, me la pasé con algo de fiebre y pensando entre atados de cigarrillo y cervezas no tan solitarias. Volví a dibujar, cosa que no hacía hace mucho...me volvieron las ganas de escribir acá. Entre lápices de colores y mientras hojeaba mi croquera y revisaba dibujos viejos me agarró cierta nostalgia.
Me recuerdo a mi misma, un año atrás, llena de rabia por lo que había pasado y sintiéndome traicionada. No me importaba entender porque daba por sentado que, en cualquiera de los casos, las explicaciones estaban de más... había entregado tanto y, ¿para qué? Creía erradamente que para nada. No importaban ni los buenos momentos, los cigarrillos, las risas y cervezas....ni siquiera me importó el saber que habías estado en los momentos más difíciles. Ustedes lo eran todo para mí y desprenderme de alguna me era casi como abandonar un pedazo de alma.
A veces las cosas sólo pasan, sin previo aviso...sin explicación. Podemos elegir, sí, pero sin esperar que todo salga 100% bien.
Hoy en medio de una conversación que me aflojó un tanto los mocos y me hizo entender que, me guste o no, hay gente que se preocupa por mi, decidí hacer algo que venía posponiendo hace casi un mes. Sin pensarlo dos veces (para no arriesgarme a una nueva evasión), abrí facebook y empecé a escribir sin releer ni una sola vez y apretando el botón de enviar en cuanto terminé de hacerlo. Ni siquiera esperaba una respuesta...pero la tuve. Me di cuenta de lo mucho que me habías enseñado durante ese tiempo que compartimos juntas...
aún recuerdo a cordero...
y carnero siempre estará
presente en mi vida
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