domingo, 1 de mayo de 2011

Y aunque alguien me advirtió...




En ese caso fueron muchos "alguien", todos con el mismo discurso. Desde un principio sabía cómo eran las cosas y no quise que me importara, pero me importó; no quise que me complicara, pero acabó complicándome; nunca pretendí que las cosas se me fueran de las manos, pero así fue; pero por sobre todas las cosas, nunca quise sentir...y casi empecé a hacerlo.
Afortunadamente ya tengo un botón de emergencia/autodestrucción en lo que a tropezones se refiere, basta con apretarlo a tiempo...ponerse el parche antes de la herida siempre fue y será mi especialidad.

Cuanto más alto vuelas más dura es la caída y, es que, a ojos de todos los demás nos vemos tan chiquititos y a la vez tan...invencibles. Para aquellos que vuelan un poco más alto la película es totalmente diferente: Casi no ven el suelo firme que dejaron atrás y no importa mucho, ellos son invencibles; inalcanzables para quienes nunca se decidieron a desplegar las alas y dueños de los cielos que creemos dominar los que recién nos dignamos a aprender. Pueden devolvernos al suelo tan sólo con un suspiro...y la caída duele.

En este momento quiero gritar, correr, llorar, reírme, pegarle a la pared, fumar, tomar café, bailar, dormir, no hacer nada, mantenerme ocupada para no pensar en nada...odiarte tal vez?
No odiarte por existir ni porque hayas hecho algo malo, sino simplemente odiarte. odiar el momento en el que accidentalmente te cruzaste en mi vida y dejaste la soberana cagada...aunque yo supiera. Odiar el minuto exacto en el que empecé a tomar malas decisiones y a hacer caso a instintos que nunca tuve; odiar el segundo en el que casi a propósito dejé de ser yo, empecé a reírme menos y a darle mayor importancia a las cosas; odiar el instante en el que me compliqué con cosas que lo más seguro siempre hayan estado sólo en mi cabeza y, a fin de cuentas, estoy segura de que es así. Y de todas formas tengo que, de alguna forma u otra, agradecerte, porque de no ser por ese mínimo gesto todavía estaría dándome de cabezasos contra la pared.


Gracias por haberte cruzado en mi vida; por haberme regalado esos pocos momentos de extraña felicidad; las conversaciones interminables; los gestos que ni yo misma sabía que hacía cuando tantas estupideces pasaban por mi cabeza; gracias por no haberme dejado volar más alto.

2 hojas caidas:

Vavee Troncoso dijo...

Es una de las pocas cosas que no has cambiado desde esa vez que nos sentamos en las mesas del Doggis de la Plazuela Diego de Velázquez en 11 de Septiembre. Te acuerdas de qué hablábamos? Yo te retaba por ponerte el parche en la herida y mira ahora.. How things have changed since then! Ahahahah!
Te veo el jueves, mi mamifleta favorita. Invítame a comer de tu shuer re'toran!

Erendis dijo...

Siempre q se vuele alto la caída será dura. Pero tú estás hecha de algo que lo soporta.
Te adoro amiga <3.... mucho. No trabajes tanto.