viernes, 8 de febrero de 2013

Día 1: Extrañeza

Dos horas de sueño, un par de lágrimas en la almohada, ganas de no levantarme y una horrible contractura me despertaron hoy a la mañana. A eso sumemos una irritabilidad espantosa y las toneladas de lágrimas que se me arremolinaban en los ojos cada vez que me miraban con cara de ¿qué te pasó? o simplemente lo preguntaban...las ganas de un abrazo reconfortante y, al mismo tiempo, el miedo a seguir llorando. Siempre odié que me vieran llorar y, aunque con el tiempo cada vez me importe menos, cuando es a mares me molesta..y mucho.
Pero si hay algo que agradezco de trabajar donde trabajo son las 3 increíbles personas a las que encontré, cada una completamente distinta de la otra. Una tranquila y medio loca, otra es bastante temperamental´la última frágil y comprensiva, siempre dispuesta a dar un abrazo. Creo que fue eso lo que me salvó hoy aunque una me haya faltado...me dejaron llorar a destajo, sin juzgarme y me dieron las palabras de aliento que tanto necesitaba y nadie había sabido darme.
Después de eso traté de relajarme, no pensar y de dar el primer paso. Eso lo logré. Y me sentí satisfecha al ver que hace tiempo no sentía tanta determinación por algo, por un rato me sentí casi invencible,  creyendo ingenuamente que el olvido llegaba rápido...la sensación más agridulce del mundo. ¿Qué hacer cuando no me siento mal al haber perdido lo más importante en el mundo para mi? Sin saberlo me engañaba a mi misma y creo que salté cuando sonó mi celular una o dos veces...que idiota. Seguramente estés ocupado pensando en tu viaje y en recuperar viejas amistades, quizás alguna ocupe mi lugar...y me pregunto qué estarás haciendo, si hoy pensaste en mi, si estas bien. No me cuesta creer que sí, que duermes tranquilamente mientras te dedico estas palabras, que tu día fue increíble y ya nadie se interpone entre tus metas y tú. Pero llegó la noche y, uno a uno,  todos se fueron a acostar...el vacío volvió, se fue el sueño y  llegaron las ganas de llorar otra vez, toda la depre en su máxima expresión. Por un segundo te quise odiar, que desaparecieras definitivamente de mi vida, de mandarte el mensaje más odioso y largo del mundo, pero ¿para qué? eso no va a borrar nada de lo que siento, ni la pena, ni el extrañarte....ni el sentir que, como dice la canción, la mitad de mi se fue en tu pecho.
Sigo creyendo que podríamos haber hecho algo, que nos dejamos ir, nos dejamos estar. Que, en algún momento ninguno quiso tener la voluntad de hacer las cosas bien, de dar el primer paso y decir la primera palabra para que todo estuviera bien. Pero nunca dijiste nada...incluso estando de vacaciones quise hacer cosas y no quisiste...pero en el fondo querías salir y hacer cosas, o eso supongo ahora y lamento no haberte presionado más por miedo a que te enojaras; ahora me pregunto...¿de qué valió?
 Pero, tal como dije ayer entre llantos, por segunda vez en mi vida (e irónicamente ambas veces te pertenecen), quiero intentar ser tu amiga. Me da miedo, no lo niego, me da miedo terminar actuando como idiota cada vez que hablemos o que te vea; que accidentalmente me digas amor como pasó en esa ocasión; de tenerte tan cerca que la piel se me ponga de gallina, las rodillas me tiemblen y sienta esas cosas en el estómago a las que los poetas definen como mariposas. Pude soportarlas una vez (o al menos lo intenté), viendo una película en tu casa pero nos acercamos demasiado y supe que no quería soltarte nunca, que desde ese día tenía la responsabilidad de estar ahí para vos, siempre y deforma incondicional. Daba igual lo que fuéramos, el tiempo y el lugar...forjar ese futuro que nos merecíamos. Pero algo en el camino nos jugó una muy mala pasada..y no puedo evitar mirar esa bolsa llena de cosas que se quedarán ahí por quién sabe cuanto más, tal vez hasta que vuelvas, antes, después...hoy el tiempo se siente tan relativo.
Me cuesta respirar, de a ratos me tiemblan las manos y siento unas nauseas asquerosas cada vez que tengo comida cerca...vacío. Vacío y ganas de abrazarte fuerte de gritarte hasta que me duela la garganta por haberme dejado sola y de abrazarte otra vez para no soltarte nunca...o tan sólo tomarte la mano y quedarme en silencio...tengo ganas de nosotros.



1 hojas caidas:

Anónimo dijo...

hermoso y fuerte... quien lo diria, ojala te pueda ayudar en algo, aunque no me vieras en meses, un llamado y sabes que llego a verte... te amodoro... ya tendremos tiempo para conversar largo y tendido... <3